Niebla mental tras COVID-19

corona-5066272_960_720jpg¿Qué es la niebla mental post-COVID?



Hace algunas semanas me contaba un paciente de edad media que ya no consigue concentrarse como antes cuando se sienta en el ordenador. Se distrae con mucha frecuencia, tiene que hacer un esfuerzo inmenso para pequeñas tareas que antes hacía casi de forma automática. Tampoco se ve capaz de leer textos largos, a pesar de que ha sido un gran lector. Aunque en el día a día los demás no se han percatado, él sí se nota más despistado, con olvidos y lapsus más frecuentes y dificultades para recordar piezas de información recientes.

Este tipo de quejas son relativamente frecuentes en consulta, sobre todo en pacientes que están sufriendo síntomas de ansiedad o depresión, o que están sometidos a un estrés importante. En el caso de este paciente, sin embargo, él considera que se encuentra mejor de ánimo que en mucho tiempo y sitúa el inicio de estos problemas a las pocas semanas de sufrir un cuadro de COVID-19, allá por la "primera ola", en el mes de abril de 2020. Podríamos etiquetar el COVID que tuvo este paciente como de "moderado". No llegó a ingresar, pero sí tuvo una cierta insuficiencia respiratoria por la que acudió a urgencias. Se encontró mal durante semanas, con intensa astenia, febrícula que no terminaba de ceder, malestar general... En los primeros días llegó a ponerse en lo peor ("pensaba que no salía"). Se le trató con lo que se trataba por aquel entonces (los consabidos Kaletra y Dolquine, además de azitromicina), y muy poco a poco, fue mejorando. Con respecto a las dificultades cognitivas, empezó a percatarse de ellas en paralelo a la recuperación física y cree que la mejoría que ha podido tener en los meses transcurridos desde entonces ha sido, si acaso, discreta. 

Después de que me relataran este testimonio, he estado preguntando a otros pacientes de los que sabía que habían sufrido cuadros de COVID similares. Algunos no han detectado cambios en su rendimiento cognitivo, pero otros muchos sí se notan más lentos, más espesos. Aquellos que trabajan en tareas con cierto esfuerzo intelectual son los que más lo han notado. En muchos casos parece que esta merma cognitiva se acompaña de síntomas leves de "COVID persistente" (episodios de dolor de cabeza, de palpitaciones, cansancio exacerbado...). Cuando a estas personas se les han hecho tests cognitivos específicos se han detectado déficits sutiles en memoria de trabajo y en función ejecutiva.

¿Qué hay detrás de estos problemas cognitivos?

En los últimos meses se han publicado diversos artículos tratando el tema, e hipotetizando sobre los posibles mecanismos subyacentes. Aunque interesantes, son en gran medida especulativos, como por desgracia ocurre con mucho de lo que concierne a esta pandemia. En primer lugar, hay que tener en cuenta la posibilidad de que el virus del COVID-19, el SARS-Cov-2, tenga neurotropismo, es decir, sea capaz de dañar directamente estructuras nerviosas, como apoyaría el hecho de que muchos de los pacientes afectados sufran déficits neurológicos como son la anosmia y la ageusia (alteración del gusto). Por otro lado, se ha propuesto que la intensa respuesta inflamatoria que genera el COVID, la llamada "tormenta de citoquinas", podría provocar daños microscópicos en los capilares (pequeñísimas arterias cerebrales), dando lugar a microtrombos y a minúsculos cambios en la oxigenación del tejido cerebral, lo que sería en última instancia responsable de esta niebla mental. En este sentido, hay que recordar además que cuando muchos de estos pacientes pasaron su COVID, en la primera ola, ni el uso de heparina ni los corticoides a altas dosis, que podrían haber protegido frente a estos daños, estaban tan extendidos como sí lo están ahora (de hecho ahora se ponen por protocolo). 

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Sin embargo, no podemos perder de vista en ningún caso la situación por la que estamos atravesando. La conciencia de vulnerabilidad y el estrés después de que uno mismo o sus allegados hayan pasado una enfermedad grave, las pérdidas, los cambios impuestos en nuestro día a día, en definitiva, la "fatiga pandémica" (otra expresión de nueva cuña) provocan un indudable malestar emocional que a su vez podría estar interfiriendo en el rendimiento cognitivo.

Opciones terapéuticas

En lo que respecta a un posible tratamiento de estos síntomas, son más las sombras que las certezas. Si a la novedad y a la incertidumbre del COVID-19, les añadimos las dificultades que se dan clásicamente, tanto en psiquiatría como en neurología, para detectar y abordar déficits cognitivos sutiles, el reto está servido.

Antes que nada, el mensaje para aquel paciente que está sufriendo estos síntomas debería ser de tranquilidad. No hay ningún motivo para pensar que estos problemas cognitivos vayan a ir a más, esto no es una demencia y, en todo caso, podría haber una mejoría espontánea con el tiempo por los propios fenómenos de neuroplasticidad y angiogénesis que se dan en el cerebro. Si además podemos favorecer el proceso, mucho mejor. Para ello, lo más indicado probablemente sean tareas de estimulación cognitiva ("entrenar al cerebro"), intentando que sean dirigidas a la atención, a la memoria de trabajo, y adaptadas tanto en tiempo como en dificultad, para evitar cansancio y frustración. Esto debería acompañarse de una dieta variada y rica en fosfolípidos y de ejercicio físico, pues se ha visto que incrementa los niveles de BDNF, factor de crecimiento implicado en la salud de nuestro cerebro. 

En cuanto al uso de fármacos para tratar esta niebla mental, hay que señalar antes de nada que nos movemos siempre en el terreno del "fuera de indicación" y del puro empirismo. Dicho esto, los inhibidores de la recaptación de serotonina podrían ser una opción, por los efectos que parecen tener en la neurogénesis hipocampal, neuroplasticidad y también en los niveles de BDNF. Vortioxetina o duloxetina podrían ser opciones interesantes, por su perfil farmacológico. Con mucha cautela, podrían ensayarse productos nootrópicos, ya sean de origen natural -ginkgo biloba, guaraná o incluso café o té- o sintético, como piracetam o citicolina (más adelante querría escribir algo sobre estos últimos). Como en todo lo tocante al COVID y a sus terribles y cada vez más variadas consecuencias, el tiempo nos irá dando respuestas.